martes, 18 de mayo de 2010

Ferran Adrià no tiene ni puta idea


Ferran Adrià no tiene ni puta idea

Lluis Lleida Feixas

No, no lo digo yo, lo dice él y con estas palabras: “Lo único que sé es que no tengo ni puta idea de nada”. La frase la soltó durante su ponencia en el Día C del Club de Creativos. Me parece genial que alguien al que todos consideramos poco menos que un gurú de la innovación, la creatividad y, por supuesto, la deconstrucción, confiese públicamente que tal vez buena parte de su éxito esté basado en el desconocimiento. Dicho de otro modo –o al menos así lo interpreto yo- Adrià ha hecho lo que ha hecho desde la visión, el sueño, la imaginación, las ganas y, por supuesto, la persistencia que nace del fracaso. Creo que ahora entiendo porqué tan pocos son capaces de dar sentido pleno a los conceptos innovación y creatividad, y porqué aún menos son los que tienen la virtud de transformar sus frutos en realidades tangibles.



Sólo son capaces de CREAR, en mayúscula, un explorador de lo desconocido como Cook, un observador de la oscuridad como Einstein, un narrador del futuro como Verne o un marciano del caos como Adrià. Cook creó inimaginables rutas para la ciencia y el comercio; Einstein creó el principio cosmológico que abrió las puertas de la comprensión del Universo; Verne creó los límites físicos, geográficos y espaciales que la humanidad más tarde superaría; Adría creó resultados únicos y difícilmente repetibles a partir de la ilógica y el caos creativo.



Todos ellos y algunos otros son los que levantan el dedo y señalan el camino a seguir. Pero claro, cuando ese dedo del visionario se levanta en una sala que concentra a los principales ejecutivos de una multinacional… Es fácil imaginar la cara de póker que se les pone a las cúpulas de algunas empresas cuando Adrià pregunta sobre algo que para él ha sido y es vital para el desarrollo: las Auditorias Creativas. “En Telefónica me miraron como si fuera un marciano”. En estructuras y organizaciones orientadas al corto y medio plazo, a producir más y más o a capar cualquier iniciativa no nacida del entorno directivo, las auditorías nada tienen que ver con la creatividad. “¿De qué coño habla el cocinero?”, piensan incómodos.



Pues resulta que una Auditoria Creativa se define como momentos de reflexión en un estado de caos continuo que provocan grandes saltos cualitativos. De hecho, después de leer y reflexionar lo que dice Adrià al respecto, pienso que ahora es un gran momento para las Auditorías Creativas. Muchas pequeñas y medianas empresas, profesionales libres y también muchos ex empleados de las mismas están o deberían estar en pleno proceso de Auditoría Creativa. ¿Por qué? Primero, porque de ello puede depender su futuso. Segundo, porque los dos primeros condicionantes para que una Auditoría Creativa pueda darse están ahí: el desempleo o la disminución de la actividad está produciendo caos, por una parte, y otorgando tiempo, por otra.



El caos es el día a día en que se encuentra sumida la empresa que mira por subsistir o del ex empleado que debe hacer frente a su nueva realidad de desempleado. El tiempo es el fruto del desempleo o de la menor actividad comercial y productiva. La suma de lo uno y lo otro permiten o deberían permitir la generación de períodos de reflexión y replanteamiento que, de ser conscientes y trabajados, pueden considerarse Auditorías Creativas: motores para cambios trascendentales en las formas, los fondos y las vidas de las empresas y las personas.



Estos momentos de reflexión, estas desconexiones, son considerados por Adrià como vitales para El Bulli: el cierre voluntario durante seis meses al año responde a la necesidad de crear esos momentos de reflexión donde el caos corría a sus anchas a través de un tiempo que se medía en ideas y no en segundos.



Eso sí, como Ferran es sincero, reconoce que sus comentadísimos seis meses de puertas cerradas no fue una idea premeditada sino la respuesta lógica a la ausencia de visitantes en la Costa Brava durante los meses de otoño e invierno.



Ahora, Ferran Adrià y El Bulli se han tomado un momento de reflexión más largo. El resultado de esta nueva Auditoría Creativa en la que está inmerso puede ser espectacular. Tardaremos en saberlo. ¡Un crack!

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